Este trabajo realizado desde los recuerdos de mi maternidad dialoga con fotografías y objetos representativos de lo que ha sido crecer junto a mi hija; creando un discurso que confronta la radicalización de las maternidades perfectas, así como busca abrir una interlocución entre el lector y su maternidad más cercana para crear espacios donde la ternura logre construir comunidades que arropen tanto a la niñez como a las maternidades.

Así como se exige una sociedad abierta a la maternidad, también se exige dejar a un lado el discurso de por qué una mujer no desea ser madre si es su “deber biológico”, sabiendo la importancia del poder elegir para criar seres humanos lo más completos posibles. También se cuestiona cómo el patriarcado no deja de mostrar los peligros de la maternidad al volver a la madre un ente invisible, sin opción de realización más allá de sus hijes.

Niña bonita –una frase acuñada por mi madre y que a lo largo de la vida de mi hermana y mía hemos oído en una canción compuesta por ella– está dedicado a todas aquellas a quienes ser madres no ha sido esa imagen de catálogo que nos regalaron. Tampoco ese comercial donde una madre sin ojeras ni ansiedad disfruta de un picnic con sus hijes sin tener que revisar el teléfono por trabajo.

Este proyecto es para las mujeres a quienes la maternidad ha llegado después de parir o en la primera noche de desvelo.